jueves, diciembre 02, 2010

Treinta y cinco años después

Desde hace siete años la situación española ha ido empeorando en todos los aspectos: económicos, morales, sociales o políticos. La llegada al poder de un grupo que no lo esperaba, ni ellos ni sus adversarios de partido, sin ninguna formación más que las cuatro ideas trasnochadas del socialismo “avant lettre” y sin experiencia laboral o profesional, predecía lo que ocurriría.

Sin embargo, una sociedad “acojonada” por un atentado aun no resuelto y falta de voluntad, cedió a los cantos de sirena de los “Rodríguez boys and girls”. Esa sociedad había ido perdiendo sus valores ya desde la Transición, un cambio que hoy se cuestiona desde todos los lados, pero que ya en aquellas fechas y no es por tirarme flores, algunos criticamos de palabra y letra, especialmente el tremendo Título octavo.

Pero aquello no preocupaba mucho a una población que desde los ’60 se estaba acostumbrando a una mejora económica sustancial y a una indiferencia política y moral. Buen ejemplo de lo cual puede ser la serie de cutres películas de aquella época, siempre girando en torno al sexo, al parecer única obsesión de los españoles, situación que se agravó entre los ’70 y los ’80. Pero aquel circo y pan, éste ya de cierta calidad, era lo importante.

Es cierto que había una cierta efervescencia política desde finales de los ’60, pero reducida a núcleos muy pequeños que generaban mucho ruido. Esos grupúsculos querían tomar posiciones cara al inminente futuro, posiciones de poder ¡claro está!.

No voy a recordar los diversos eventos de la Transición, tan mal conocidos pese a lo mucho que se ha dicho y escrito, pero aquellos polvos, bien aderezados por el manipulado golpe del 23F, dio el poder a una casta económico-política que 35 años después nos sigue gobernando, eso sí, la endogamia del sistema hace que las sucesivas generaciones de líderes sean cada vez mas absurdos, ridículos y descerebrados como ocurre con aquellos que solo emparientan entre ellos.

Pero esa dinámica ha sido permitida por una sociedad donde el hedonismo ha calado hasta extremos inauditos, incluso por encima de los países hasta ahora considerados más amorales, como Holanda o Suecia, por citar algunos. Según un reciente estudio, la juventud española y la sueca son las mas “liberales” en el sentido peor de la expresión y, lógicamente, las menos religiosas. A ello habría que añadir que una parte sustancial de la nacional es la más vaga del planeta.

Aquella “progresía” de los ’60 y ’70 han engendrado esta nueva generación “nini” y, lógicamente, a la cabeza solo podía estar “bambi”, todo muy políticamente correcto y acorde a este devenir de mas de 40 años donde la dirigencia y no solo la política sino también la intelectual y, en muchos casos, la eclesial ha tratado de convertir a España en el país mas “avanzado” en vagancia, degeneración e inmoralidad, con su dosis de cobardía ética y física.

Por eso, me sorprende tanto que ahora mucha gente brame contra Rodríguez y sus chicas/os, cuando es lo que ha querido esta desestructurada y sórdida sociedad y quién mejor representa, por lo menos a mas de 11 millones, que no es poca cosa.

Sinceramente no creo que la marcha de Rodríguez o el cambio de partido en el poder solucione los problemas, desde luego sería un primer paso, pero el verdadero drama de los españoles está en nuestros corazones y nuestras mentes, incapaces de asumir y defender los valores cristianos que hicieron grande y fuerte a la Patria. No se trata de retornar a ningún tipo de clericalismo trasnochado, simplemente de reflexionar sobre lo que hemos abandonado y los resultados obtenidos, tal vez con esa reflexión reorientemos el camino que nos salve de el actual marasmo, pues de nos ser así, sinceramente creo que solo nos queda el caos y el desastre.

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