Unos días después de las elecciones y tras la clara victoria de Rodríguez, el consejero áulico de nuestro Presidente decía que para alcanzar ese republicanismo cívico que propugna, el gobierno debía enfrentarse a la Iglesia católica porque era el obstáculo, debido a su oscurantismo y a su pensamiento retrógrado que frenaba la modernización y al mismo tiempo defender a gays y otras minorías como apoyo a sus planteamientos.
Mister Petit, que, al parecer, es irlandés pese al apellido francés, o es un analfabeto, lo que no parece tratándose de un profesor de Princeton, ¡ pobre universidad si dicho personaje es uno de sus exponentes!, o un falsario, mas probable, amén de un fanático anticatólico. No hay que ser profesor de universidad, para saber que toda la esencia de nuestros valores, valores que, gracias a personajillos como mister “pequeño” se están perdiendo, emanan del catolicismo, esencialmente esos derechos humanos de que tanto se llena la boca la progresía rodrigueril y que luego tan poco ejercen, por no hablar de la gran labor histórica de mantenimiento de la cultura en los siglos oscuros y posteriormente. La defensa contra los totalitarismos en el siglo XX que tantas vidas católicas costó y donde, por cierto, los compatriotas de mister “pequeño” apoyaron a los nazis.
También el inefable personaje olvida los sacrificios de la Iglesia en defensa de los más desvalidos, de aquellos que los “modernos” simpatizantes de Petit y Rodríguez desprecian o envían a la eutanasia de Montes o al matadero de Morin: enfermos, terminales, desvalidos, niños abandonados, madres solteras, etc. Si el omnímodo estado con que sueñan se hiciese realidad y la Iglesia dejase de realizar esas funciones y si el estado las asumiese, aunque con médicos como Montes o Morin no habría problemas, pero si se diese el caso de que quisiesen cuidar de esas personas solo en coste económico la “broma” se iría a 4000 millones de euros, eso sin contar que el cariño que la iglesia y sus gentes ponen en el cuidado de los mas débiles no lo iban a poner los seguidores del republicanismo cívico.
Afortunadamente para España y el Mundo, la Iglesia católica, gracias a Dios, está muy viva y así hemos podido ver esta Semana Santa como las procesiones han sido seguidas con un entusiasmo y una fe como hacía tiempo no se palpaba. Igualmente nos hemos enterado que los católicos hemos incrementado nuestro número a nivel mundial en un 1,4% así como sacerdotes y seminaristas, aunque sea en cantidades inferiores al 1%, pero, la realidad, es que parece producirse una reacción de los católicos, muy necesaria ante los fanáticos ataques de los laicistas “cívicos” y sus corifeos siempre dispuestos al ataque al catolicismo a sabiendas que la respuesta de éste no va a ser violenta y manteniendo un tremendo silencio ante los desmanes del Islam porque esos si que responden cortando el cuello, ¿verdad “pequeño y cobarde”?.
Mister Petit, que, al parecer, es irlandés pese al apellido francés, o es un analfabeto, lo que no parece tratándose de un profesor de Princeton, ¡ pobre universidad si dicho personaje es uno de sus exponentes!, o un falsario, mas probable, amén de un fanático anticatólico. No hay que ser profesor de universidad, para saber que toda la esencia de nuestros valores, valores que, gracias a personajillos como mister “pequeño” se están perdiendo, emanan del catolicismo, esencialmente esos derechos humanos de que tanto se llena la boca la progresía rodrigueril y que luego tan poco ejercen, por no hablar de la gran labor histórica de mantenimiento de la cultura en los siglos oscuros y posteriormente. La defensa contra los totalitarismos en el siglo XX que tantas vidas católicas costó y donde, por cierto, los compatriotas de mister “pequeño” apoyaron a los nazis.
También el inefable personaje olvida los sacrificios de la Iglesia en defensa de los más desvalidos, de aquellos que los “modernos” simpatizantes de Petit y Rodríguez desprecian o envían a la eutanasia de Montes o al matadero de Morin: enfermos, terminales, desvalidos, niños abandonados, madres solteras, etc. Si el omnímodo estado con que sueñan se hiciese realidad y la Iglesia dejase de realizar esas funciones y si el estado las asumiese, aunque con médicos como Montes o Morin no habría problemas, pero si se diese el caso de que quisiesen cuidar de esas personas solo en coste económico la “broma” se iría a 4000 millones de euros, eso sin contar que el cariño que la iglesia y sus gentes ponen en el cuidado de los mas débiles no lo iban a poner los seguidores del republicanismo cívico.
Afortunadamente para España y el Mundo, la Iglesia católica, gracias a Dios, está muy viva y así hemos podido ver esta Semana Santa como las procesiones han sido seguidas con un entusiasmo y una fe como hacía tiempo no se palpaba. Igualmente nos hemos enterado que los católicos hemos incrementado nuestro número a nivel mundial en un 1,4% así como sacerdotes y seminaristas, aunque sea en cantidades inferiores al 1%, pero, la realidad, es que parece producirse una reacción de los católicos, muy necesaria ante los fanáticos ataques de los laicistas “cívicos” y sus corifeos siempre dispuestos al ataque al catolicismo a sabiendas que la respuesta de éste no va a ser violenta y manteniendo un tremendo silencio ante los desmanes del Islam porque esos si que responden cortando el cuello, ¿verdad “pequeño y cobarde”?.
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