La elección de Tokyo como
ciudad olímpica para 2020 era la crónica de un éxito anunciado. Era la
candidatura más rica, dispone, de inicio, de 4500 millones de dólares, el
patrocinio de las grandes multinacionales niponas y , casualmente, ha llegado a
varios acuerdos con países votantes por montos astronómicos. Además han ido al hogar
de cada miembro del COI a “explicarles” las bondades del proyecto nipón y,
claro, cuando vas a casa ajena algún
regalito llevas, ya sea en forma de cash, contratos, como el firmado con Kuwait u otras donaciones.
Además hay mucho que
construir y eso genera dinero a muchas ramas de la economía a la que están
vinculados los miembros del COI. Estos “argumentos” son los que, en realidad
han pesado, pues Madrid era, según todas las evaluaciones, la mejor
técnicamente, pero al presentarse con la bandera de la austeridad y el casi
todo construido, dejaba poco margen “al trinque”.
Los miembros del COI están
entre los más sinvergüenza
Eso es lo que Madrid no ha
entendido, todos los camelos del COI pidiendo juegos sostenibles no se mantiene
entre sus miembros, vinculados a todo tipo de negocios y que lo que quieren son
proyectos virtuales que haya que plasmar y deje jugosos beneficios, caso
Brasil, que tanto indigna a la población.
Hablamos de corrupción en
España, pero olvidamos la que recorre el mundo, especialmente en las grandes
organizaciones como la ONU, CIO, FIFA o UEFA por citar algunas, sin olvidar la
corrupción de los gobiernos japoneses en connivencia con las grandes
multinacionales y la mafia nacional, los Yakuza.
Frente a ello ni Madrid ni
Estambul tenían posibilidad alguna, debían haber visto y a analizado los triunfos
de Río, incomprensible, o Londres, proyecto virtual que en su plasmación ha
derrochado libras en bolsillos varios.
Por tanto, o cambiamos la
manera de ver al COI o más vale que no perdamos el tiempo en mas intentonas,
condenadas, por esta vía, al fracaso absoluto.
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