La muy cobardona UE ha decidido romper todo contacto con los asentamientos, por no reconocer la ocupación israelí de 1967. Resulta curioso tal argumento, pues las ocupaciones en caso de guerra han sido hechos consumados en Europa, de lo que hablaré a continuación.
Pero antes conviene recordar
que lo hoy conocido como Cisjordania formaba parte de la Palestina árabe que
estos rechazaron en 1947 y que tras la guerra 1947-49 la ocupó Jordania, sin
que los europeos vieran anormalidad alguna. Tras la guerra de los seis días,
Israel batió a Jordania y ocupó la margen oriental a un enemigo derrotado, ni siquiera
a los aliados palestinos como hizo Jordania.
En los ’80 el rey Hussein
renunció a la margen oriental, que ya no controlaba, con lo que no dejaba de
ser un brindis al sol, pero sirvió para que los palestinos los considerasen su
territorio y empezara la lucha por la patria que nunca existió.
Pero a los maricomplejines
europeos les sirvió para su postura propalestina y antijudía, disfrazada de
antiisraelismo, alegando ocupación ilegal, lo que era falso ya que se había
ganado en una guerra.
Y aquí viene a colación como
hay dos varas de medir. Recordemos que tras la SGM, Prusia Oriental pasó a la
URSS, excepto una pequeña parte que lo fue a Polonia. No solo eso, expulsaron a
todos los alemanes y cambiaron los nombres de la ciudades, así la histórica
Königsberg es ahora Kaliningrado y Pillau, Baltik.
Pues bien, esos hechos
consumados por conquista son plenamente aceptados por la UE sin cuestionar a
Rusia, heredera de esos territorios tras la desmembración de la URSS, a
diferencia de la margen oriental del Jordán.
Otros muchos casos:
Sudeteland incorporado a Chequia y los alemanes expulsados, el Sur del Tirol de
Austria a Italia, etc. Ninguno ha sido cuestionado por la UE, ni sancionado,
pero la única democracia de Oriente Medio es la mala de la película.
El antijudaismo y
proarabismo de la UE es notorio, su cobardía también, parecen olvidar que quienes
nos matan no son los judíos sino los palestinos, Hezbollah, etc., es decir los
musulmanes a los que tratamos con guantes de seda.
Una vez más, Europa
demuestra su desarme moral y su falta de coraje para defender a sus aliados
naturales y, sin embargo, apoyamos a nuestros enemigos, por eso vamos camino de
la insignificancia y el ostracismo.