viernes, agosto 26, 2011

La Escuela Austriaca de Economía: un ariete de la Libertad

La crisis económica que nos sacude desde hace años ha obligado a los ciudadanos a interesarse por la ciencia económica y las previsiones y recetas de sus profesionales. Lógicamente, los criterios sobre las causas y los remedios han sido múltiples, variados y cambiantes. También nos han hecho conocer, tanto en España como a nivel mundial, a una serie de escuelas y de economistas. Evidentemente, algunos ya eran muy conocidos, caso de la economía marxista, los clásicos o los keynesianos, pero menos conocidos, en España desconocidos para el gran público e incluso los profesionales, era la Escuela Austriaca y sus miembros y, sobre todo, sus teorías.

Evidentemente Hayek o Von Mises eran nombres conocidos, pero no sus ideas o el devenir de la escuela. Es cierto que a partir de los ’80 empezaron a ver sus criterios aplicados, pero la fuerza del intervencionismo político tan arraigado en Europa e, incluso, en EEUU y las suspicacias sobre el mercado de los “socialistas de todos los partidos” a quién dedica Hayek su Camino de servidumbre, han hecho que la propaganda izquierdista haya echado la culpa de la crisis a los mercados, especuladores y neoliberalismo, ante la aquiescencia de una ciudadanía asustada y cobardona, acostumbrada a que el “papá” estado cubra nuestras necesidades aun a costa de las generaciones futuras. Pero que cuando hay una situación económica negativa se ve obligado a quitar las “golosinas” a los ciudadanos.

Aunque la marea keynesiana y marxistoide ha sido y es tipo tsunami, los austriacos han dejado oír su voz, sin duda la más coherente, planteando las causas de los problemas y las soluciones, por supuesto difíciles y duras, pero clarificadoras y es que los Hayek, Mises, Rothbard, Huerta de Soto, etc. creen y demuestran, que solo las recetas liberales pueden hacernos salir de este marasmo y es que los economistas austriacos creen sobre todo en la Libertad del Individuo y consideran que las actividades de las personas, sus intereses y aspiraciones, hacen más libre a la sociedad y, por ende, a la economía pues los ciudadanos en el mercado defienden sus intereses, adquieren lo que consideran y venden aquello que producen y tiene demanda, sin la intervención de un “estado providencia” formado por políticos y burócratas más interesados en sus intereses propios que en los de los ciudadanos, como también ha demostrado otra escuela: la del Public Choice.

No voy a entrar en los principios económicos de la Escuela, no es el tema de este comentario, pero si exponer sus principios, que no son otros que los del liberalismo: defensa del individuo, de sus decisiones autónomas, defensa de la propiedad privada como elemento estabilizador social, rechazo al intervencionismo estatal mas allá de establecer leyes neutrales que protejan la actividad social y económica de los integrantes de la sociedad. También aboga por el comercio libre como elemento de conexión entre las naciones y freno de la violencia y las guerras. Por supuesto que so son tan inocentes como para creer que esos principios evitarán “per se” los problemas, pero sí que contribuirán a ello mucho más que el estatismo en boga.

Otra de las grandes aportaciones, aunque no hayan sido los primeros ni los únicos, es el reconocimiento de sus antecesores en la Escuela escolástica española, o de Salamanca, de los siglos XVI-XVII. Conocida por sus aportaciones teológicas y sobre los derechos humanos, las económicas son importantes en aspectos como el beneficio, la libertad de comercio, el intervencionismo, el precio justo etc. los Vitoria, Soto, Azpilcueta, Mercado, Molina y otros abrieron camino a los planteamientos económicos que, posteriormente, darían lugar al liberalismo económico.

Pese a que el mito histórico nos presenta a los protestantes como los grandes precursores del comercio libre, la realidad es que, incluso los escoceses están influidos por los españoles. El problema es que, a partir del XVIII con el absolutismo borbónico, desaparece el incipiente liberalismo español que renace en Cádiz con la Constitución, pero que Fernando VII y sus sucesores, así como los políticos de la época, anulan, con un intervencionismo que se extiende hasta nuestros días sea con el gobierno o régimen que sea.

Vemos que el legado liberal español es amplio, pero en la España actual, no son muchos los liberales yn menos los "austriacos" pero algunos si bien conocidos como Huerta de Soto, Calzada, Rallo y los economistas nucleados en torno al Instituto Juan de Mariana o Carlos Rodríguez Braun, si bien a éste no le gusta ser adscrito a ninguna escuela.

Desde esos planteamientos liberales, no unitarios pues abarcan desde el liberalismo más clásico hasta el anarco-capitalismo, los miembros de la Escuela Austriaca son una de las escasas voces que defienden la Libertad del individuo y no solo desde el aspecto económico, evitando que la marea estatista nos ahogue y arruine definitivamente.

sábado, agosto 20, 2011

Contra la JMJ: la excrescencia moral

No pensaba escribir al respecto, pues considero que los multitudinarios actos y, sobre todo, las palabras del Santo Padre eran más que suficientes, en su calor, valentía y verdad y que lo que yo escribiese no aportaría nada especial.

Sin embargo, las actitudes del gobierno y de los “antipapa” me han, literalmente, obligado, a tirar de ordenador, pues sobre esos temas si quisiera aportar alguna reflexión, pues creo que los hechos tienen su relevancia, no en deslucir la brillantez de los actos, ni la alegría de los peregrinos o las palabras del Papa pero si sobre el pensamiento y comportamiento de una parte de la sociedad española.

En primer lugar, nunca he comprendido que quienes no creen en Dios se manifiesten contra El y le insulten o lo hagan con los creyentes. Si yo no creo que exista una cosa o un ser, no pierdo el tiempo en manifestarme en su contra. Si, por ejemplo, no creo en, digamos, el capitán Garfio no salgo con una pancarta en su contra, ya que sería ridículo, pues lo mismo deberían estos ateos hacer con Dios pero, en fin...

En segundo lugar, tampoco entiendo porque la izquierda vociferante es tan guarra. Ves a los chavales católicos de todo el mundo, vestidos como jóvenes que son, informalmente, pero correctos, limpios, educados y, ¡caramba!, ¡ cuanta católica guapa hay!, supongo que guapos también, pero en esos no me fijo tanto, bueno volviendo a lo serio, no me parece lógico que los izquierdistas sean tan sucios tanto de vestimenta, como de boca o actitud. Lanzar condones, levantarse las faldas para enseñar sus partes y demostrar, supongo, que no tienen para bragas las pobres proletarias, no afeitarse el sobaco, ¡que manía con eso!, no usar desodorantes, escupir a los peregrinos, también supongo que porque el alcohol y las drogas les salen por las cejas y tienen que expulsarlos, agredirlos porque rezan o decir que “ vamos a quemaros como en el ´36” además de inquietante resulta grosero y soez, demostración de una “juventud” moralmente acabada.

Ciertamente, esto no es nuevo, basta obervar cualquier manifestación de la izquierda y la escenografía y el vocabulario es el mismo, confunden el ser “proletarios” con guarros y soeces, claro que ellos de proletarios tienen poco, si alguno ha currado en su vida será un milagro.

Pero si bochornoso es el comportamiento de la horda, mas lamentables es el apoyo, directo o velado, de los dirigentes de la izquierda y de sus medios de comunicación, hechos que nos retrotraen a los mas rancio y cutre de los años ´30, demostración de una ideología liquidada a la que se lo le queda el insulto y la agresión. Esta actitud liberticida es histórica en comunistas, socialistas y anarquistas como la historia y sus crónicas recogen.

Por último quería referirme a la hipocresía de los convocantes que, no atreviéndose, oficialmente, a pedir autorización contra la visita del Sumo Pontífice, lo hacen contra el coste del viaje. Es de verdadera carcajada, porque no solo es que sepamos que a los españoles no nos va a costar un duro, sino que los beneficios instantáneos de un millón de personas no hay ni que demostrarlo, sin olvidar la imagen de Madrid como ciudad acogedora, que no pueden empañar esos cafres y que volverá en forma de visitantes. No olvidemos que ciudades como Sydney o Toronto, nada católicas, fueron sedes y estuvieron encantadas, algún beneficio material, aparte del inconmensurable espiritual, habría.

Pero lo más curioso es que a quienes tanto preocupan esos costes no han dudado en arruinar a los comerciantes del Sol con su acampada, costar al erario público en seguridad, por no hablar de limpieza. Que tampoco parece preocuparles los gastos del llamado día del orgullo gay, por cierto subvencionado o de otros eventos como los 1 de mayo, etc.. Curiosamente, solo les preocupa el gran evento de la alegría sin crispación ni insultos, lo que no se puede decir del mencionado día o la celebración de los sindicalistas más que de los trabajadores y otras. Curiosa amnesia que deben cuidarse rápidamente.

En cualquier caso, estas actitudes vomitivas e incidentes bochornosos vienen a ratificar, una vez más, que la izquierda es antidemocrática y liberticida y que debemos enfrentarnos con firmeza a ella desde nuestros valores cristianos y democráticos y decir a estos “logseros” que los principios democráticos y de los derechos humanos están en la Iglesia y para conocerlo solo hay que leer un poco mas y manifestarse un poco menos.